El mes pasado, hilos de niebla se cernían sobre el centro de Almaty, Kazajistán, cuando el presidente Kassym-Jomart Tokayev inauguró sombríamente un monumento a los que murieron hace un año en los peores disturbios en las tres décadas de independencia de la nación de Asia Central.
Las palabras en el escueto monumento conmemorativo de concreto “Reverencia” hablan de la necesidad de unidad y armonía en el país de 19 millones de…